¡Qué tercos podemos ser! ¡Egoístas hasta el fondo, queremos hacer las cosas a nuestra manera, no a la de otra persona y ciertamente no a la manera de Dios! Cortos de vista, vemos lo inmediato y lo obvio, no el final ni lo oculto. Fácilmente irritados e impacientes, nuestra primera reacción cuando alguien se aprovecha de nosotros es de vengarnos, de establecer una postura defensiva y sin permitirle a nadie una pulgada de ventaja. Esos esfuerzos solo se intensifican cuando tratamos con un adversario. En ese momento no nos satisface mantenernos firmes y ser determinados, nuestro orden del día es llegar a desquitarnos. Jesús ofrece un revolucionario, aún extraño consejo en Su Sermón del Monte. Sin tirar puñetazos, Él menciona la mejor manera para manejar las situaciones sensibles que implican a aquellos que amenazarían nuestros derechos personales. Él ofrece un consejo contracultural y nos reta a obedecer. Con esta sección del sermón de Jesús, la mayoría de las personas tienen sus luchas más grandes.
La palabra fe es de uso frecuente en estos días, pero poner nuestra fe en Dios es una decisión de peso, sorprendentemente cargada de consecuencias y, por diseño divino, inconveniencias. En las páginas de este libro, A. W. Tozer insiste en que la fe genuina genera insatisfacción con esta vida, al apartarnos de nuestra dependencia de las cosas terrenales y prepararnos para la vida futura. Los lectores aprenderán a estar contentos con este descontento inspirado por la fe y a experimentar una nueva esperanza para la eternidad con Dios.