Ser una familia grande tiene sus ventajas y desventajas. Por ejemplo, algunas de las desventajas son que los padres se enfrentan a gastos mayores, a más estrés, menos tiempo libre y nada de privacidad. Los hijos mayores son los que disfrutan de estrenar ropa de su talla, mientras que el resto de los hijos va heredando las prendas del hermano mayor independientemente si están de moda o no, o si coinciden con la estación o no. Pero también tiene sus ventajas; por ejemplo, los hijos de una familia numerosa se vuelven más autosuficientes, sociables, trabajadores de equipo, solidarios y compartidos. Creo que lo que es cierto en una familia numerosa también es cierto en una iglesia numerosa. . . no porque una iglesia grande sea perfecta o que haya algo malo con las iglesias chicas. Simplemente quiero decir que no hay nada malo con que la familia de Dios crezca en número.
Muchas son las advertencias que el Señor Jesús hizo acerca de la hipocresía. Ponerse una máscara para mostrarse piadoso es un acto desagradable a los ojos del Señor, es algo que debemos evitar a toda costa.
El pastor Swindoll nos invita a poner nuestra fe en Cristo de una forma sencilla, obedeciendo Su ley por supuesto, pero confiando en que Él es quien nos salva. Como creyentes debemos tomar el camino que el Señor puso delante de nosotros, el camino de una fe sencilla, preocupándonos no solo por lo que hacemos en el exterior, sino por lo que está en nuestro corazón. Si vivimos de esa forma podremos, tal como afirma el pastor Swindoll, «sazonar y brillar» con la sal y la luz que Jesús ha puesto en nosotros.