La influencia… ¡qué tema tan oportuno! El diccionario la define de esta manera: «El acto o poder de producir un efecto sin un esfuerzo aparente de fuerza, u orden directa». En numerosas maneras intangibles, influenciamos las opiniones de otras personas y modificamos sus vidas; llamado comúnmente «impresionar» a los demás. Los padres impresionan a sus hijos. Los maestros impresionan a sus estudiantes. Los líderes impresionan organizaciones, equipos y aún naciones. Los medios de comunicación impresionan nuestros pensamientos. Pero mucho de lo que vemos hoy en día tiene como resultado un efecto negativo o temporal. Las personas hambrientas de poder abusan su autoridad. Algunos dependen de su dinero o prestigio para salirse con la suya. A nosotros, como cristianos, nos interesa hacer un impacto duradero para bien — influenciando a los demás «sin un esfuerzo aparente de fuerza, o una orden directa». La pregunta crucial es, ¿cómo? La respuesta de Jesús sigue siendo la mejor. Aunque Sus palabras son familiares, haríamos bien en aplicarlas con una diligencia más grande y una fe más segura. ¡Dan buen resultado!
Muchas son las advertencias que el Señor Jesús hizo acerca de la hipocresía. Ponerse una máscara para mostrarse piadoso es un acto desagradable a los ojos del Señor, es algo que debemos evitar a toda costa.
El pastor Swindoll nos invita a poner nuestra fe en Cristo de una forma sencilla, obedeciendo Su ley por supuesto, pero confiando en que Él es quien nos salva. Como creyentes debemos tomar el camino que el Señor puso delante de nosotros, el camino de una fe sencilla, preocupándonos no solo por lo que hacemos en el exterior, sino por lo que está en nuestro corazón. Si vivimos de esa forma podremos, tal como afirma el pastor Swindoll, «sazonar y brillar» con la sal y la luz que Jesús ha puesto en nosotros.