SU IRREFUTABLE SEÑORIO: El Señor Jesucristo es exactamente eso: SEÑOR. Él no puede ser su Salvador sin ser su Señor. La pregunta es: ¿Le reconoce usted como Señor, y se somete a su Señorío? Usted no puede recibir su salvación y rechazar su Señorío.
Lc. 2