El diablo no niega el cristianismo tanto como trata de corromperlo. En estos días peligrosos de discípulos desviados y doctrinas engañosas, nuestra seguridad no puede basarse en "sentimientos", sino en el conocimiento de que la Biblia es fidedigna, que sobrevive a falsos maestros, que supera el pensamiento humano e inspira nuestros corazones.